Bienvenidos a Matronas

En un rincón de Hoyorrico, Santa Rosa de Osos, donde el sol se despide entre montañas y el aire huele a chocolate recién servido y tierra mojada, existió una huerta.

Donde dos abuelas —una dulce como el pan recién horneado, la otra firme como el roble

— sembraban no solo alimentos, sino memorias. Entre sus surcos nacían no solo cebollas y tomates, sino también cuentos, canciones, consejos y carcajadas. Cada planta, cada flor y cada fruto, era testigo de una vida de entrega, amor y sabiduría campesina.

Pasaron los años y la huerta quedó en silencio. Pero el espíritu de las abuelas nunca se fue. Dormía, como las semillas, esperando el momento de florecer de nuevo.

Un día, sus nietos regresaron. Traían consigo no solo el recuerdo de las sopas humeantes y las historias al calor de la cocina, sino un sueño: revivir ese espacio y convertirlo en un lugar donde la tradición y la magia pudieran encontrarse en cada plato. Así nació Matronas, no como un restaurante cualquiera, sino como un ecosistema vivo, donde la comida es un lenguaje ancestral y el arte local, su poesía.

Construido sobre la antigua huerta, Matronas guarda en sus rincones la esencia de las abuelas.